Para hacer frente a los retos del próximo siglo –desde las pandemias hasta el cambio climático, pasando por la automatización y el big data–, la ciencia debe estar abierta a todas las personas del mundo. La ciudadanía deben tener el mismo acceso a la información que los investigadores, y estos necesitan acceder a repositorios de conocimiento de alta calidad e interconectados para avanzar en nuestra comprensión del mundo que nos rodea.
Estos son algunos de los principios rectores del movimiento de la ciencia abierta. La sostenibilidad y la inclusión son vitales para que este proyecto se haga cada vez más real lo que puede fomentarse mediante prácticas compartidas, infraestructuras y modelos de financiación que garanticen la participación equitativa de instituciones y países menos favorecidos en la búsqueda del conocimiento y su avance.
Tenemos que garantizar que los beneficios de la ciencia se compartan entre la academia y el público en general, sin restricciones. Pero, ¿cómo lograrlo? Parte de la respuesta está en la construcción de sistemas nacionales de ciencia capaces de compartir y potenciar una diversidad de conocimientos.
Leer "América Latina podría convertirse en líder mundial de la ciencia abierta no comercial", por Fernanda Beigel, 25/07/2021, en theconversation.com
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